En la época actual, no sólo conocemos los mitos acerca del origen del
hombre, sino también la explicación científica, que parte de la idea de evolución,
tanto del hombre como de las demás especies animales y vegetales.
Los arqueólogos y otros científicos estudiaron y continúan estudiando los restos óseos de nuestros
antepasados para tratar de reconstruir esa evolución, que no se produjo
en una única dirección: muchas especies quedaron por el camino sin dejar
descendencia.
Como los monos, los seres humanos descienden de los primates,
pequeños mamíferos que comenzaron a desarrollarse hace unos 65
millones de años en el continente africano.
Más adelante en el tiempo, hace unos 6 millones de años, aparecieron
los homínidos, llamados así por su parentesco biológico con los seres
humanos. Los primeros de estos homínidos parecen haber sido los Australopitecos.
Los restos más completos que se han encontrado en el este de
África tienen una antigüedad de más de 3 millones de años. Uno de ellos es
un esqueleto de hembra, hallado en 1974, al que los arqueólogos llamaron
"Lucy". Estos seres eran pequeños, medían 1,20 m, caminaban en dos pies,
eran vegetarianos y se piensa que utilizaban instrumentos de piedra muy
rudimentarios.
Con ellos comenzó un proceso de hominización porque se fueron desarrollando
en los homínidos características cada vez más "humanas": la
posición bípeda erecta, la adquisición de la libre articulación de la mano
y el desarrollo del cerebro. Si bien todas estas características están conectadas,
el primer rasgo parece haber sido la marcha bípeda. Al caminar sólo
en dos pies es posible tener las manos libres y, en especial, utilizar el pulgar
oponible para asir objetos con precisión para lo cual es imprescindible el
desarrollo de la visión binocular. Los cambios en el cráneo demuestran que
la mandíbula se fue achicando y la capacidad craneana se fue agrandando.
El cerebro se hizo más grande y más complejo.
El bebé de Dikika
Este bebé tiene más de tres millones de años
Lucy, hembra.
Este es el ejemplar fósil más completo y mejor conservado
de Australopitecus afarensis, la misma especie a
la que pertenecía Lucy, la famosa hembra adulta de
3.200.000 años hallada en 1974. A diferencia de ella, el
bebé fue encontrado con dedos, un pie y el torso completo.
“Pero la diferencia más importante es que este
bebé tiene rostro”, dice Zeresenay Alemseged, un paleoantropólogo
etíope.
El bebé más antiguo del mundo vivió en la región llamada
Dikika, en el gran valle del Rift, Etiopía, donde fueron
hallados tanto Lucy como los fósiles de otros homínidos.
El científico etíope no sabe cómo murió el bebé de Dikika,
pero supone que el río debió haber cubierto el
cuerpo rápidamente con arena, antes de endurecerlo y
convertirlo en roca. Zeresenay escarbó la dura arenisca
con un taladro de dentista, una tarea que le tomó
cinco años completar. Su ardua labor no fue en vano:
el fósil muestra detalles como una dentadura completa
de dientes de leche y dientes adultos a punto de brotar.
De la cintura para abajo el bebé de Dikika era muy semejante
a nosotros. Sin embargo, la parte superior de
su cuerpo, al igual que el de Lucy, presentaba muchas
características simiescas. Su cerebro era pequeño, su
nariz chata, como la de los chimpancés y su cara era
larga. Los huesos de los dedos estaban arqueados, sus
omóplatos eran similares a los de un gorila joven y tenían
una forma que debió facilitarles trepar: en efecto,
el Australopitecus afarensis caminaba en dos pies, pero
algunos expertos creen que también pasaba parte de su
tiempo en los árboles.
Cuando los pies simiescos evolucionaron para sostener
e impulsar un cuerpo erguido ya no pudieron sujetar objetos
con el pulgar del pie ni agarrarse porque éste dejó
de ser oponible. Como un bebé de hoy en día, el bebé
de Dikika posiblemente dependía de que su madre lo
transportara cargándolo.
Adaptado de un artículo publicado en Nacional Geographic, noviembre de 20
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