miércoles, 9 de septiembre de 2015

LOS INCAS : Ubicación y Gobierno.

Grupo 1
 

Ubicación temporal-espacial.

 

 

Los Incas, un pueblo de origen quechua, se impuso sobre los demás hacia el siglo XIII creando el Tahuantinsuyo (las cuatro partes del mundo).

La población que actualmente habita en Perú, el altiplano de Bolivia, sur de Ecuador, noroeste de Argentina y norte de Chile constituye un importante núcleo humano heredero directo de esta cultura. Es por ello que es ineludible su estudio, porque forma parte de nuestro pasado como latinoamericanos y su comprensión permite explicar nuestro presente.

Los Incas o el imperio Tahuantinsuyo (las cuatro partes del mundo) llegó a ocupar en su época de mayor apogeo una superficie de 4000 km de longitud, en la que habitaron entre siete y doce millones de personas, siendo su capital Cuzco, maravillosa ciudad cuyo nombre significa en lengua quechua el “ombligo del mundo”. Supieron adoptar los aportes de las culturas que les precedieron en los territorios conquistados.


Gobierno.

La máxima autoridad del imperio fue el Inca, considerado el hijo del Sol, Inti. Tenía poderes absolutos; era el jefe político, religioso y militar. Al igual que en Egipto, era un monarca absoluto, sagrado, vitalicio y hereditario, pero no existía una regla fija de sucesión. El centro del imperio fue el Cuzco.

Para mantener la pureza de sangre de la familia noble que integraba el Inca, éste se casaba con su hermana, la COYA. Un signo distintivo de las familias nobles era el uso de grandes pendientes de oro en sus orejas. Los españoles, en su encuentro tras la conquista, denominaron a estos hombres "orejones".


¿Qué recursos utilizó el Inca para poder formar y controlar un imperio tan vasto?  

a) Dividir administrativamente el imperio en cuatro provincias llamadas SUYOS, a cargo de las cuales se hallaba un jefe denominado CAPAC.
b) Cuzco era la capital del imperio, el centro administrativo del territorio y el lugar donde residía el gobernante. 

c) Construcción de una inmensa red de caminos que los Incas usaron para que las  informaciones, los rumores y novedades llegaran a Cuzco en breve tiempo, así como asegurar su dominio sobre las diversas regiones. Ningún accidente geográfico interrumpía el camino. Los ríos eran cruzados por puentes de piedra o colgantes; cuando se subía una montaña se construía escalones de piedra o se excavaba un túnel en la piedra del tamaño de un hombre.

  La conservación de los puentes colgantes quedaba bajo la responsabilidad de los funcionarios, que también se encargaban de cobrar peajes a cuantas personas lo utilizaran.

d) Por los caminos reales transitaban los chasquis, mensajeros del Inca, que corriendo transportaban mensajes desde un extremo al otro del Imperio. Estos corredores se instalaban en tambos, donde se descansaba y se procedía al relevo. Recorrían aproximadamente 10 kilómetros por hora y podían unir en dos días Cuzco y la costa del Pacífico. Se les permitía masticar hojas de coca para soportar la fatiga.

e)  Se implantó el quechua como lengua oficial y el culto al Sol.

f) Cuando una región se mostraba hostil o se colonizaba una zona de selva, se recurría a los colonos mitimaes, fieles al Inca, que organizados militarmente desalojaban o se imponían sobre los grupos del lugar. Las tierras que dejaban libres las ocupaban los grupos fieles al Inca.

g) Se recurrió a la reciprocidad. Los Incas se vinculaban con el señor de cada reino que se pretendía anexar al imperio, concediéndole honores, alimentos, reconocimientos. A cambio el Inca solicitaba la construcción de depósitos para las semillas, y de puentes, así como tributos en especie. Si no aceptaba se efectuaba un enfrentamiento armado. En general, todos los reinos aceptaron la incorporación.

h) Otra fuente de dominación era el ejército, integrado por todos los hombres entre veinticinco y cincuenta años. Era un ejército muy disciplinado y estaba dirigido por el propio Inca u otro miembro de la familia.

( Material extraído de CD “Colección Historia Digital. La Historia, saber en construcción, 1er año.” y
Caticha, Rosario y otros; Historia 1. Ed. Santillana.).

                                                                   

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